Conferencia inaugural
EL ALTAR DE L@S NIÑ@S
Apertura al Primer Congreso Mundial
Violencias hacia la infancia y adolescencia
Congreso de la Nación. 24 y 25 de agosto de 2017
Por Sonia Almada
Les doy la Bienvenida al Primer Congreso Mundial “Violencias” haci la Infancia y Adolescencia organizado por Aralma y Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires con apoyo de la Biblioteca del Honorable Congreso de la Nación Argentina.
Hace años, desde Aralma asistimos a niños, niñas, adolescentes y adultos que llegan a la consulta devastados por el dolor de vivir o haber vivido en sistemas violentos. Desarrollamos investigaciones capacitamos profesionales para el trabajo clínico, pero nos parecía insuficiente porque asistimos a momentos de muchísima crueldad hacia la infancia.
Por ello decidimos llevar adelante distintas acciones para visibilizar los malos tratos que miles y miles de niños, niñas y adolescentes sufren en silencio.
Así creamos la campaña “ la Voz de L@s Chic@s” por una infancia sin violencias
Este congreso es una intervención dentro de nuestra campaña permanente, recibimos dos cartas del Papa Francisco apoyando estas iniciativas que tomamos con anhelo, como una posición política desde Vaticano , de protección y amparo a la infancia vulnerada.
Convocamos a todos los especialistas de prestigio nacional e internacional y tendremos dos días de intenso debate con el anhelo de crear documentos, redes, intercambios, diálogos, visibilización, para construir políticas públicas y por fin terminar con estos flagelos.
Relatos Clínicos
Preparando esta apertura pensé en contarles algunas experiencias que no quiero ni puedo olvidar :
La niña del monoblock siempre tuvo la sensación de haber sido golpeada desde que estaba en la panza de su mamá. A los 6 años se convertía en escudo para que su mamá no recibiera tantos golpes.
Invariablemente, todas las tardes, la niña del monoblock se arrodillaba ante su pequeño altar de muñecas y pedía que su padre no regresara, pero invariablemente al anochecer lo veía llegar por la ventana.
La niña del monoblock rezaba a las muñecas. El hijo de los psiquiatras no.
Su altar era la computadora. Cuando empezaban a volar platos , vasos, todo, él le advertía a sus padres

- “No se maten” – y subía a refugiarse en sus juegos online.
De ahí no se movía, aunque tuviese mucho hambre, sueño o se le escapara la caca.
A la niña fatal, hija de la celebridad lo que se le escapaban eran las palabras. Su mamá decía: – “Cuenta demasiado”-
La niña fatal llegó al consultorio de top y minishort. Se presentó imitando el baile del caño. Contó que otra celebridad amigo de su papá, cuando estaban solos le pedía ese mismo baile.
- “Cuenta demasiado” – decía su mamá.
A la niña fatal decidieron no creerle. Entonces ella frente al espejo de su cuarto, armaba coreografías. Un altar para aliviar su dolor.
Cuando conocí a la hija de la fe, era adulta. En su casa no había habido baile, su casa era puro silencio. Para ella no había nada.
En nombre de dios no tenía ropa nueva, ni útiles escolares, ni juguetes. En nombre de dios tenía que lavar, planchar, cocinar. Nadie la abrazaba. Construyo su altar en un rincón de la cocina. Estaba lleno de libros de historias fantásticas y cuando tenía un ratito se escaba a otros mundos.
Había un nene, llego al hospital con su padre – “No aprende” – decía la maestra”.
El llegaba y solo dibujaba. Los dibujos indicaban que había padecido un abuso sexual, el agresor era el marido de su abuela. Llamé al padre y en la entrevista en el hospital, me dijo que no era posible, que él se habría dado cuenta. Que conocía la mirada de su padrastro. Dijo – “ No lo mira con los mismos ojos que me miraba a mi “ – El también había sido su víctima.
Una nena de 4 años llego al hogar después de ser vendida para la prostitución.
La encontramos deambulando por el conurbano, muy mal herida y confundida.
No podía hablar. Solo gemía. Hoy, después de 2 años lucha por sentirse un poquito mejor, en el hogar de abrigo encontró su altar en los dibujos. Dibuja y dibuja sin parar, corazones, ahora comenzó a escribir parte de su nombre.
Hay adultos que siguen sufriendo y que intentan reparar el daño que les infligieron
Una mujer de 34 años, recuerda llorar todas las noches de su infancia, mientras los padres pasaban por su cuarto y simplemente la miraban, sin verla. Hoy su anhelo es poder formar una familia. No puede parar de llorar.
Para escapar de los castigos físicos y de las humillaciones del padre, un joven de 15 años decide encerrarse en su habitación. Permanece así durante 15 años, sin ver a nadie, sin hablar con nadie, rodeado de basura.
A los 29 años con el pelo hasta la cintura y las uñas como garras, con ayuda terapéutica decide salir de su reclusión, su anhelo es estar solo en el campo rodeado de animales. Nunca de Adultos.
Una profesional exitosa mide su vida por los likes que recibe. Por las noches en su coqueto departamento una pregunta la asalta ¿por qué no se puede resistir al sexo forzado?
¿Sera porque su propio padre fue el primero en abusarla, quitándole toda tipo de fuerza para defenderse?
Hay otra gente que pierde las ganas de vivir. Un joven llega a la consulta con tres intentos. Repetía y repetía
“-desde el jardín de infantes que no tengo ganas de vivir- “
Cada uno de estos niños, niñas y a adolescentes construyeron su altar para suplicar que cesara el dolor, del hambre, de la humillación , de los abusos, el desamparo, la carencia y la negligencia.
En el Mundo
La violencia en la infancia se vive en todo el mundo, unos colegas me contaron algunos casos que también deseo compartir.
Casi entrando a la adolescencia, un niño de Medellín se unió a un grupo armado tratando de escapar de la miseria de su casa. Siguió a su hermano mayor.
No pudo soportar el frio intenso de las montañas que le calaban los huesos. Pudo escapar pero se le quedo el miedo metido en el cuerpo. Su piel padece una abominable enfermedad con la que lucha día a día.
Hay otro niño refugiado. Es africano pero podría ser sirio o de cualquier otro lugar del planeta. A los 12 años se desplazo con sus hermanos a Argelia y allí trabajo todo lo que pudo. Junto su dinero. Un traficante de personas lo cruzaría por el Mediterráneo. Lo estafo, lo secuestro manteniéndolo cautivo y esclavizado junto a otros niños en condiciones infrahumanas. Algunos de esos niños murieron. El perdió un ojo. Finalmente logro cruzar a

España. Se trata diariamente en un hospital de Andalucía , porque le duele todo el cuerpo. Fibromialgia le dicen.
Las consecuencias de vivir en un sistema violento
Las consecuencias de vivir en un sistema violentos: pobreza, marginalidad, discriminación, guerra o violencia intrafamiliar, deja marcas indelebles que hipotecan la vida Freud decía que el trauma (aquel evento que rompe la homeostasis del aparato psíquico) no deja de repetirse a la largo de toda la vida. Prefiero agregar que estas experiencias se repiten con el otro y en uno mismo y se manifiestan en enfermedades mentales y orgánicas que dañan la capacidad de amar y ser amado. Como la de trabajar y crear. Cada 5 minutos muere un niño o una niña en el mundo a causa de las violencia. En el mejor de los casos los sobrevivientes con muchísimo esfuerzo logran tener una vida pero con marcas indelebles. La violencia sufrida en la infancia hace peligrar la vida de los niños y niñas e hipoteca la vida de los adultos Escarbando y escarbando siempre llegamos al mismo lugar : adultos que arrasan con la infancia y niños y niñas suplicando por ser escuchados, mirados, cuidados.
Una experiencia artística- un experimento social
En 1974 la artista Serbia, Marina Abramovic realizo una performance: Ritmo 0. Su premisa era muy sencilla: Abramovic quedaría inmóvil, cual objeto durante un lapso de 6 horas. Durante ese tiempo, los visitantes podrían interactuar con ella y usar hasta 76 objetos que había en una mesa cercana que podían crear placer o dolor. En una mesa la artista dejo Instrucciones:
– Hay 72 objetos en la mesa y pueden usarlos en mí según deseen.
– Premisa: Yo soy el objeto. Durante este periodo asumo toda la responsabilidad.
– Duración: 6 horas
Había objetos de placer como plumas, sedas, flores, agua. y otros de destrucción como cuchillas, cadenas o una pistola con balas.
Todo empezó de forma tímida. Alguien se acercó a decorar con flores, unirla con una cuerda a otro objeto, hacer cosquillas, luego la cambiaron de posición, cuentan y usaron cadenas , la rociaron con agua, y al ver que ella no reaccionaba, la gente aumentó la intensidad. Un hombre usó una navaja de afeitar para realizar un corte en su cuello y otro eligió utilizar las espinas de una rosa para arañar su vientre. Al poco tiempo cortaron su ropa con cuchillos, hirieron su piel, la abusaron sexualmente y alguien le apuntó un arma cargada en su cuello. En las últimas horas, la performance se volvió aterradora.
Recuerda Marina Abramovic – “Me sentí violada – ”
con su performance comprobó que la violencia en muchos casos se intensifica cuando las circunstancias son favorables para quienes la ejercen.
Esta obra revela algo acerca de la naturaleza humana:
Muestra lo fácil que es deshumanizar a una persona que no lucha, que no puede defenderse
La niñez es un lugar vulnerable por su propia indefensión, la obligación del adulto es proteger
a los niños y niñas , no someterlos.
Exista una premisa aceptada socialmente, el cuerpo del niñ@ es del adulto,
no le pertenece al propio niñ@.
Los adultos pueden manipularlo con ternura o amor o pueden explotarlos, comercializarlos o maltratarlos.
Estamos ante un severo problema de ausencia de políticas pública que deja miles y miles de vidas perdidas o hipotecadas para siempre.
Nuestro trabajo es crear estas políticas desde la resignificación del lugar de los niños y niñas en este mundo.
Judith Butler, Filosofa , Estado Unidense trabajo con un concepto el de sujeto telescópico aquel que mira apoltronado en su sillón la invasión a Irak sin ser tocado por las miras de las armas ni por las lentes de la cámara del otro y en mis propios términos ni por ,el dolor de las víctimas.
Un sujeto omnipotente, solipsista, narcisista que asiste a solo a los que le conviene.
Algunos de estos niños y niñas han construido altares suplicando que se detenga el dolor.
Esta es mi preocupación y la pregunta que me aterra desde hace mucho tiempo, una pregunta cada uno de nosotr@s :
¿Nos estamos convirtiendo en sujetos telescópicos de la infancia vulnerada?